UFT - Universidad Finis Terrae
Institución privadaUFT en números
1988
Año de fundación
Fuente: Informe Anual 2018 - Servicio de Información de Educación Superior (SIES)
Quiénes somos
La Universidad Finis Terrae se considera una Institución Católica de educación superior y forma parte de las Instituciones Educativas del Movimiento Regnum Christi.
Nuestra historia
En marzo de 1988 la Universidad Finis Terrae abrió sus puertas a la comunidad. Desde entonces, se ha consolidado paulatinamente como un valioso aporte al sistema universitario privado. De eso da cuenta la rapidez con que obtuvo su autonomía, como consecuencia de un trabajo riguroso orientado a cumplir su proyecto institucional, que aspira a formar profesionales de excelencia que constituyan un real aporte a los intereses y necesidades del país. En su proyecto de consolidación, la Universidad Finis Terrae suscribió en 1999 un Convenio de Asociación con la Congregación de los Legionarios de Cristo, que ha permitido importantes avances en infraestructura, desarrollo institucional y extensión, así como la apertura de nuevas carreras. Actualmente son 26 los programas de pregrado que llevan la impronta Finis Terrae, que abarcan diversas áreas del conocimiento: artística, humanista, ingeniería, ciencias de la salud y educación. En el año 2019 la Universidad fue acreditada por 4 años en Gestión Institucional, Docencia de Pregrado y Vinculación con el Medio por la Comisión Nacional de Acreditación hasta noviembre de 2023.
Misión
Contribuir a la formación integral de personas que sean agentes de transformación de la sociedad y de la cultura conforme a los valores cristianos, y construir una comunidad académica de excelencia que busca la verdad, el bien y la belleza.
Propósitos
Formar integralmente a personas
La formación Integral se concibe como el eje articulador de toda la actividad universitaria, porque pone en el centro a la persona como un todo que debe desarrollarse no sólo en lo académico o profesional, sino en las diversas dimensiones que constituyen la riqueza de cada persona, en orden a alcanzar una unidad de vida. La Universidad Finis Terrae busca brindar los medios necesarios para el desarrollo armónico de sus alumnos.
Formar profesionales de excelencia
A partir de la formación de habilidades y competencias de sus alumnos, la Universidad Finis Terrae se propone desarrollar sus capacidades intelectuales y volitivas, en las que destacan particularmente el espíritu reflexivo y la creatividad, a fin de lograr egresados que sean altamente competentes en lo profesional y al mismo tiempo contribuyan al desarrollo de la sociedad.
Formar personas comprometidas
El desarrollo armónico de las cualidades de los alumnos debe ir acompañado del estímulo consciente de la responsabilidad que se tiene ante los demás miembros de la sociedad; siendo el primer compromiso aquel con uno mismo. Se busca ofrecer a los alumnos espacios que permitan el desarrollo de su dimensión trascendente y el ejercicio de la generosidad para poner al servicio del bien común los talentos recibidos. En palabras de Juan Pablo II: “humanizar y personalizar al hombre, sin desviarlo, antes bien orientándolo eficazmente hacia su fin último que trasciende la finitud esencial del hombre. La educación humaniza y personaliza al hombre cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolos fructificar en hábitos de comprensión y de comunión con la totalidad del orden real por los cuales el mismo hombre humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye historia”
Formar comunidad que busca la verdad, aprende y enseña
Entendida la Universidad como una comunidad de maestros y estudiantes que buscan la verdad a través de la docencia y la actividad investigativa, se aspira a generar un ambiente crítico de la realidad, que debe estar al servicio del desarrollo humano y del bien común, donde se privilegie una sana relación interpersonal y se favorezca el intercambio interdisciplinar de conocimientos.
Formar comunidad al servicio de la sociedad
A través de la formación de sus estudiantes, pero también por medio de actividades directas, la Universidad Finis Terrae busca ofrecer a la sociedad una contribución en orden a su progreso cultural, científico y tecnológico, irradiando aquello que en el ejercicio de la búsqueda de la verdad se va profundizando. En este mismo sentido, busca ser un aporte a la evangelización de la cultura, participando responsable y activamente en los asuntos públicos.
Nuestro lema
Vince in bono malum –Vencer al mal con el bien– es una expresión tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos que sintetiza la filosofía de la Universidad Finis Terrae expresando una actitud positiva y constructiva ante los problemas y desafíos de la realidad circundante, en el convencimiento de que el bien y la verdad son más poderosos que el mal y el error; porque en definitiva el amor de Dios es más fuerte que el odio. Es un programa de acción positiva que invita a vencer el mal de la ignorancia con el bien de la ciencia; el mal de la improvisación con el bien del profesionalismo apoyado en la moderna técnica; el mal del materialismo práctico con el bien del humanismo que reconoce la naturaleza espiritual de la persona humana; el mal de los antagonismos sociales con el bien de la concordia y la armonía; el mal de la injusticia con el bien de la caridad; el mal del desenfreno egoísta con el bien de la apertura y la confianza en Dios. En síntesis, un lema que refleja la aspiración y certeza en la transformación cristiana de la sociedad.
Nuestros Valores
Centralidad de la persona
Toda actividad universitaria nace y termina en una persona. Poner a la persona al centro es reconocer su dignidad y singularidad; es tener en todo momento presente que lo que hagamos o dejemos de hacer repercute en personas concretas a quienes nos debemos porque son la razón de ser de nuestro cotidiano trabajo.Es una característica específica y reconocida de la Finis Terrae el trato personal; allí se tiene una gran riqueza que debe ser custodiada y cultivada para que nunca se pierda y para que se extienda a través de cada uno de los miembros de la comunidad a la sociedad entera.
Es una manera muy concreta de influir en la sociedad, que va más allá del profesionalismo, viendo a la persona no como una realidad cerrada en sí misma, sino abierta a la relación con los demás. Por ello, poner a la persona al centro, lejos de propiciar un individualismo egoísta, nos abre al bien común; ya que no existe desarrollo personal pleno sin la aceptación del otro.
“Es preciso aspirar a una cultura que asegure la centralidad de la persona, sus derechos inalienables y el carácter sagrado de la vida”.
Por ello, la Universidad asume un irrestricto compromiso con la defensa de la vida y la persona inocente, desde su concepción y hasta su muerte natural, rechazando cualquier forma de atentado directo y deliberado en su contra.
Por otra parte, la centralidad en la persona implica reconocerla, tratarla y respetarla tal cual es constitutivamente, en tanto ser personal naturalmente sexuado, como hombre o como mujer. La Universidad Finis Terrae reconoce la complementariedad del hombre y la mujer y, en razón de ello, "reafirma su gran sí a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de alianza fiel y fecunda entre un hombre y una mujer".
Sentido de trascendencia
Es uno de los motores más fuertes que mueven al hombre a realizar grandes obras. Independientemente de si cree o no en un ser superior, el hombre, en su interior, lleva un ansia de trascendencia, de ir más allá de los límites del espacio y del tiempo, y, consecuentemente, de dejar huella. Quienes creen en Dios saben que las acciones no sólo tienen un efecto inmediato, de corto plazo, sino que, como el eco de un sonido, permanecen reverberando en la eternidad. Ambos efectos, el temporal y el eterno, dejan huella para bien o para mal, primero en el propio hombre, luego en las personas que le rodean y en la sociedad como un todo, la actual y la futura; para finalmente, de alguna manera, en Dios mismo. De ahí la importancia de nuestros actos. Toda persona está llamada a trascender porque esos dones que Dios ha puesto en su vida son las herramientas con las cuales puede construir una vida plena para todos.
Pasión por la verdad
Es la característica clave de la vida intelectual, porque en el interés por (o el amor a) la verdad, y en el consecuente rechazo al error, encuentra su auténtico sentido la libertad académica y se aprende a “razonar con rigor, para obrar con rectitud y para servir mejor a la sociedad”. Sólo desde la verdad se puede entablar un auténtico diálogo con los demás. El buscar la verdad no limita ni encasilla, sino que abre los reales horizontes de la persona humana; le hace verdaderamente libre. Porque la pasión por la verdad no es sólo una tarea universitaria, sino un anhelo natural del ser humano que ilumina la vida del todo hombre. “En este sentido fe y razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”.
Búsqueda del bien común
Entendido bien común como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”. De ahí el esfuerzo por formar estudiantes comprometidos, responsables de su rol en la sociedad y despiertos a la participación activa en los asuntos públicos. Para ser auténtico agente de cambio es necesario primero que se verifique una transformación personal, para sólo entonces, y así, incidir en la transformación de la sociedad.
Admiración por la belleza
Platón describe la belleza como el resplandor de la verdad poniendo de relieve una indisoluble relación mutua entre verdad y belleza. Esto implica que, además de ser la belleza una “puerta” que permite entrar en el ámbito de la verdad, ella misma encuentra en la verdad su consistencia. “Una belleza que fuese extraña o separada de la búsqueda humana de la verdad y de la bondad se transformaría, como por desgracia sucede, en mero estetismo, y, sobre todo para los más jóvenes, en un itinerario que desemboca en lo efímero, en la apariencia banal y superficial, o incluso en una fuga hacia paraísos artificiales, que enmascaran y esconden el vacío y la inconsistencia interior”. La belleza se constituye así en camino que orienta al hombre a la verdad, al bien y a la trascendencia. En palabras del filósofo, “la potencia del Bien se he refugiado en la naturaleza de lo Bello”.
Apertura al diálogo
Todo miembro de la comunidad Finis Terrae debe caracterizarse por su actitud de apertura a las diversas ideas y a quienes las sostienen, buscando escuchar y comprender auténticamente, aunque sin por ello renunciar a las convicciones que brotan del correcto ejercicio de la razón. La Universidad es una comunidad, y ésta no es comprensible sin diálogo, sin la correcta tolerancia al otro. El genuino debate intelectual es la base de la dinámica de una comunidad universitaria; dinámica que hunde sus raíces en la común inquietud por encontrar la verdad, vivir el bien y disfrutar de la belleza.
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